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¿Así que vienes de vacaciones a Alicante? Si no conocías la ciudad, déjanos contarte su historia y qué puedes hacer en ella. 

Historia de la ciudad de Alicante

La ciudad dice rastrear sus orígenes hasta la época de las colonias griegas en la Antigüedad, de hecho el escudo de Alicante recoge esta leyenda en las cuatro letras (A-L-L-A), que son el acrónimo de los nombres de la ciudad: Akra Leuka, Lucentum y Alicante, los diferentes nombres de la ciudad en su historia. Se sabe que Akra Leuka existía en el 231 a.C., (fundada por Amílcar Barca) siendo un fuerte púnico (de Cartago) y que los romanos lo identificaron como Castrum Album, pero lo cierto es que ni arquéologos ni historiadores han podido demostrar que haya relación entre Akra Leuka y Lucentum.

Mucho mejor conocida es la ciudad medieval, en manos islámicas hasta el siglo XIII, cuando fue conquistada por el príncipe Alfonso (futuro Alfonso X el Sabio de Castilla). Su imponente castillo, conocido tras la conquista cristiana como Castillo de Santa Bárbara, protegía al puerto de la ciudad, entrada natural de las rutas mediterráneas hacia el centro de Castilla. A partir de 1296 fue conquistada la ciudad por el rey Jaime II de Aragón y se anexó al reino de Valencia como una nueva provincia, como parte de la gobernación de Orihuela, que en ese entonces era la ciudad principal y luego sería además sede episcopal. 

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La ciudad supero en importancia lentamente a Orihuela, ocurriendo este evento en el siglo XVI bajo el reinado de Felipe II, cuando la sede episcopal se translada a Alicante y el puerto Alicantino se convierte en el puerto mediterráneo de la nueva capital, Madrid, ya que los valles de Alicante se introducen de forma sencilla en Castilla, a diferencia del puerto de Valencia.

Durante las edades Media y Moderna Alicante fue un importante puerto comercial de donde salían productos locales, siendo los más destacados las pasas y los vinos locales, una tradición que se perdió en el siglo XVIII y que se está comenzando a recuperar recién en el siglo XXI. 

En el año 1700 moría Carlos II, dejando la herencia en manos de su pariente Felipe (V) de Bórbón. La ciudad de Alicante se mantuvo fiel al testamento del rey y resistió a los intentos de consquista por parte de los austracistas. En 1706 comenzó el asedio austracista que llegaba por tierra desde Elche y por Mar. Barcos y fuerzas de tierra austracistas iniciaron un duro bombardeo sobre la ciudad que duró 8 días. En total se dispararon 4.000 bombas y granadas, las cuales fueron dirigidas sobre todo hacia la muralla ubicada frente al mar. Cuando lograban abrir boquetes en los muros algunos soldados aprovechaban para colarse en la ciudad y realizar saqueos, hasta que dichos boquetes eran cerrados por soldados borbónicos e incluso por civiles.

La ciudad cayó el 8 de agosto cuando la muralla se derrumbó y los defensores se refugiaron en el Castillo mientras las tropas enemigas saqueaban la ciudad. Tras quedarse sin víveres ni municiones, el comandante realista, Mahony, aceptó la rendición el 6 de septiembre. Como parte del acuerdo, los austracistas permitieron que las tropas borbónicas se marcharan con vida en dirección a Castilla.

Las consecuencias de la guerra se dejaron sentir durante años en la ciudad de Alicante, que poco a poco volvió a recuperar su vocación marítima vinculada al comercio. El crecimiento natural del comercio continuó hasta los años 40 del siglo XIX cuando se produjo un gran éxito comercial que obligó a la ciudad a realizar mejoras en el puerto. El comercio alicantino se especializó en la exportación de una serie de productos de las comarcas próximas entre los que destaca en primer lugar la producción de vinos, tanto de su huerta con el vino fondi1/ón como de otras. zonas vitícolas de la provincia. Seguían en importancia materias primas como las fibras vegetales, esparto y cáñamo, y la barrilla. Estas exportaciones que habían gozado de un tráfico de gran intensidad en épocas anteriores se veían ahora reducidas a consecuencia de las transformaciones que tuvieron lugar en la agricultura alicantina desde la mitad del siglo XIX. Otros artículos de incidencia eran la almendra, el olivo y el algarrobo que junto con pequeñas partidas de sal provenientes de las salinas de Torrevieja y Guardamar completaban la exportación alicantina.

El siglo XIX fue el siglo en que Alicante pasó de ser una ciudad medieval a una ciudad moderna. Así en 1858 se fundó el Ferrocarril Alicante-Madrid. El siglo XIX fue el siglo del germen urbano, un periodo marcado por la aparición y el lento desarrollo irracional de las barriadas periurbanas, el
proyecto de Ensanche y la extensión de forma limitada y discriminatoria de ciertos servicios urbanos.

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En cambio, el inicio del siglo XX estará marcado por la continuidad en la realización de obras de reforma interior, especialmente significativas entre 1920 y 1936, un periodo que podríamos calificar de eclosión del germen urbano gestado a lo largo del siglo XIX. Así, el primer tercio del siglo XX supondrá para la ciudad de Alicante el paso hacia una sociedad eminentemente capitalista e industrial, lo cual quedará reflejado en la trama urbana y en la propia deriva de la ciudad, convirtiéndose ésta, para finales de los veinte, en el centro administrativo y de servicios de la provincia de Alicante. 

Este período se cierra en 1936 con la Guerra Civil (1936-1939), donde encontraremos aun restos de los combates que se dieron en la ciudad y fortificaciones (búnkeres).

Qué ver en la ciudad

La historia de la ciudad nos ha dejado numerosas transformaciones, monumentos y elementos constructivos que visitar hoy en día, vamos a ello!

1. El Castillo de Santa Bárbara

Construcción de origen islámico, mejorado en época cristiana. La actual fisionomía del Castillo se debe al esfuerzo constructor de Felipe II y a la protección de la costa mediterránea de las incursiones de piratas y corsarios. Durante la Guerra de Sucesión (1701-1715) la alcazaba del Castillo fue volada por el ejército inglés.

Hoy en día es visitable, es gratis, salvo que se tome el ascensor del castillo, frente a la playa del Postiguet.

2. La Concatedral de San Nicolás de Bari

Originalmente edificada sobre la mezquita mayor. Fue testigo de los preparativos de Jaime I de Aragón y del Arzobispo de Barcelona de la reconquista de Murcia, recientemente alzada en revuelta contra Alfoso X de Castilla.

Construida en estilo renacentista herreriano, sobria en su aspecto exterior, su construcción actual se realizó entre 1616 y 1662, aunque su claustro, más antiguo, data del siglo xv y fue realizado originalmente en estilo gótico valenciano. La hasta entonces colegiata, fue elevada al rango de concatedral en 1959, compartiendo desde entonces la sede catedralicia con la Santa Iglesia Catedral del Salvador de Orihuela.

3. Guerra Civil: plaza Séneca

Alicante tiene refugios antiáeros de la guerra civil. Se ubican en Plaza Séneca, las escalinatas de Jorge Juan (Av. General Marvá), plaza Músico Tordera y Tabacalera.

Situado en el antiguo emplazamiento de la Estación de Autobuses de Alicante, este refugio está formado por una galería central soportada por una losa de hormigón. A esta galería se accede a través de dos salidas con escalera que desembocan en la plaza.

Entrada: 4,72€